Punto 1: No soy fan de Bruce Springsteen. Me gusta, pero sólo he tenido un disco suyo, el «Born In The USA», que perdí en alguna fiesta y siempre lo he echado mucho de menos. Dando vueltas por Europa con el Interrail con mi mejor amigo, vimos el paso de la gira Human Rights (con Peter Gabriel, Sting, Tracy Chapman, …) en la que Bruce Springsteen era el cabeza de cartel. Fue el año 1986 en Budapest por unas 800 pesetas, creo recordar. Como me encanta hablar y discutir de música, he encontrado compañeros de trabajo (Diego y Josep, sí. Sois vosotros) que eran incansables seguidores del Boss y me intentaban convencer de que era el mejor. Reconozco que es fácil hacerse fan de Springsteen, pero a mí me van más otros artistas.
Punto 2: La floja respuesta, en cantidad (30.000 espectadores), de la parroquia rockera de Sevilla ante un espectáculo del que no tendremos muchas ocasiones de disfrutar, se vió contrastada con la actitud de los presentes que hicieron que, a pesar de no llegar ni a la mitad del aforo (60.000 espectadores), no se notara que hubiera asientos vacios. Una entrega total. En la grada todos estuvimos de pie desde principio a fin. Espero que los promotores no se echen atrás despues de esta experiencia, porque los asistentes demostraron que ganas de rock no faltan por aquí.
Martes, 28 de Julio. 22:15 horas. Más de 30 grados. Aparece Nils Lofgren tocando la intro que dedican a cada ciudad. Aquí fue, «Sevilla Tiene Un Color Especial». El público en pie. Enseguida salió el Jefe junto con el resto de la E-Street Band. «Badlands» fue el tema elegido para empezar. La temperatura subió unos grados más. Y la audiencia no tuvo descanso hasta el «Twist & Shout», mezclado con «La Bamba» que interpretaron casi tres horas más tarde.
El listado completo de los temas lo podéis leer en la excepcional web de noticias springteenianas Point Blank.
Bruce Springsteen tiene un carisma innato. Él lo sabe y lo explota. Sabe cuando ha de poner una mueca u otra. Siempre muestra su sonrisa y demuestra que disfruta con lo que hace. Junto a Steve Van Zandt lleva el peso del show, apoyados por una impecable banda que en todo momento domina el tempo de cada tema: ahora paramos, ahora subimos el ritmo, ahora canta una parte cada uno, … ¡ROCK en mayúsculas! Son capaces de conseguir captar el interes de los presentes incluso con temas más flojitos. Me viene a la cabeza «Outlaw Pete». Un tema menor, que en manos de cualquier otra banda ni merecería ser escuchado.
Toda concierto tiene su parafernalia. Un guión diseñado para mantener la atención del público. Bruce Springsteen y la E-Street tienen el suyo: Empezar con un tema local, paseos junto al público, subir a un niño y a una chica al escenario, tirarse al suelo haciendo que ya no puede más para levantarse a continuación con más fuerza, etc … Pero el Boss, que por eso es el Boss, lo hace con una naturalidad que le hace diferente. Disfruta y hace disfrutar. Por eso llena estadios cuando hay pocos más que lo hacen. Hay artistas con mejor repertorio que se han de conformar con recintos de dos o tres mil espectadores. Él, normalmente, vende con mucha antelación todas las entradas de sus conciertos. Visto el espectáculo, no me extraña. Un concierto de Springsteen es una inversión segura. Una experiencia que todo el que tiene la oportunidad de poder verlo, oírlo y sentirlo lo disfrutará. ¿Verdad, Ana?
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